
SIPCA
Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés
A partir del 14 de octubre iniciamos la que va a ser nada menos que nuestra décima temporada de colaboración en el espacio cultural "La torre de Babel" de Aragón Radio, dirigido y presentado por Ana Segura. Como en años anteriores, la colaboración de...
Al exterior el templo muestra fábrica de sillería en arenisca rojiza que crea un atractivo contraste cromático con la caliza gris empleada en la galería de arquillos que corona la construcción y en los pináculos que rematan los contrafuertes. El volumen unitario está jalonado por los potentes contrafuertes rematados en pináculos
En su interior nos encontramos con un templo de planta de salón, con cabecera de planta poligonal de cinco lados e igual anchura que la nave central, respecto a la que queda elevada por medio de gradas; se cubre con bóveda de crucería estrellada, con clave de madera tallada y dorada. Tiene una puerta de acceso a la sacristía, cubierta con techumbre plana. Dicha puerta es de madera tallada con decoración de casetones y una cruz alargada en una de las hojas. Toda ella va enmarcada por una elaborada moldura, también de madera.
Al exterior, la cabecera muestra potentes contrafuertes que llegan hasta el arranque de la galería de arquillos que sirve de ventilación a las bóvedas, y que se rematan con pináculos; una imposta corrida recorre muros y contrafuertes, situándose por encima de ella los ventanales de arco capialzado que al interior quedan ocultos por el retablo mayor y sendas pinturas.
Consta de tres naves de igual altura dividas en cuatro tramos, siendo la central de mayor anchura. Están cubiertas con bóvedas estrelladas con variado repertorio de terceletes y combados, sobre arcos de medio punto y pilares octogonales con fustes recorridos por baquetones; los soportes presentan pequeños capiteles con volutas estilizadas, plintos moldurados y fustes decorados con ménsulas talladas y doseles con veneras que sostendrían imágenes. La iluminación del templo se realiza mediante vanos en arco de medio punto algo abocinado dispuestos en los muros laterales y un amplio rosetón en el muro de los pies, sobre el coro bajo que ocupa el último tramo de la nave central. Dicho coro queda protegido por una reja de madera y en un lateral se ubica un órgano realizado por Bartolomé Sánchez y fechado en 1732. Los muros están enlucidos y pintados, desarrollándose una sencilla imposta bajo los ventanales.
En el exterior, la articulación mural es la misma que la descrita para la cabecera, con ventanales entre los contrafuertes rematados por pináculos, y galería superior que da paso al tejado a doble vertiente.
La portada selocaliza en el muro Sur, protegida por un arco cobijo o pórtico sostenido por bóveda de lunetos decorada y abierto en arco de medio punto. Se organiza en dos cuerpos: en el inferior se sitúa la puerta en arco de medio punto flanqueado por columnas jónicas pareadas que sostienen un entablamento, y el superior formado por un frontón curvo partido que se prolonga en unas alas que enmarcan una hornacina avenerada que aloja en su interior una escultura de San Miguel, fechada en 1641.
A los pies del muro Sur se sitúa una puerta secundaria en arco de medio punto, y aún contó el templo con un tercer acceso, localizado en el muro Oeste, que al interior queda oculta por el coro y que debió abrirse al antiguo cementerio.
La torre queda adosada a los pies del muro Norte. Es de planta cuadrada y consta de dos cuerpos que se corresponden con sus dos etapas constructivas. El primer cuerpo es de sillería, mostrando un aparejo y robustez muy diferentes a la de la fábrica de la iglesia, contando además con elementos propios de una construcción medieval de carácter militar, ya que muestra base ataludada, saeteras y puerta en alto en arco apuntado; al interior se organiza en dos pisos cubiertos con bóveda de cañón. El segundo cuerpo, de campanas, está realizado en ladrillo y abre con dos ventanas en arco de medio punto por cada lado. La torre se cubre con tejado a cuatro vertientes.
Los libros, bibliotecas y hábitos lectores constituyen un capítulo apasionante de nuestra historia cultural. ¿Qué leían nuestros antepasados? ¿Cómo eran las bibliotecas de los humanistas, clérigos y nobles en el Renacimiento o el Barroco? Buscando una respuesta a estas preguntas, nos asomaremos a la Huesca del siglo XVI, una pequeña pero pujante ciudad que contaba con una universidad y con una imprenta recién inaugurada, para conocer las bibliotecas y prácticas lectoras tanto de sus élites como de unos ciudadanos que también disfrutaban de lecturas públicas.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002